MADRID, España, abr. 21, 2010.- Cuando con 15 años, Juan Antonio Samaranch fue movilizado por la República para integrar la quinta del biberón, aquel joven imberbe nunca pudo imaginarse que llegaría a las cotas más altas de responsabilidad en el deporte mundial.Desde joven fue un gran deportista. Llegó a ser jugador de hockey. Pero aquel joven que había desertado de filas tenía su mirada puesta primero en la política para, posteriormente pasarse al deporte en el difícil mundo de la dictadura franquista.
Consiguió obtener cargos en el Ayuntamiento de Barcelona, fue delegado nacional de Educación Física y Deportes y estuvo al frente de la Diputación de Barcelona. Todo ello se produjo a finales de los 60 y principios de los 70. Fue entonces cuando Samaranch ingresó en la carrera diplomática.
Esta le llevó a la Embajada de Moscú en 1977 y 1980, una vez que ya había muerto Franco y en plena transición democrática. Fue en la antigua Unión Soviética, y ya como Vicepresidente del COI, el Comité Olímpico Internacional, organismo en el que ya había ingresado como Jefe de Protocolo en 1966. Fue en la URSS donde recabó los apoyos del Bloque del Este, ya que fueron ordenados directamente desde el Kremlin para presentarse a las elecciones a la presidencia. Simultáneamente, también consiguió gran parte de los votos del continente africano.
NUEVO IMPULSO DEL OLIMPISMO
Cuando Samaranch llega a la presidencia del Comité Olímpico Internacional se encontró con un olimpismo en crisis política y económica. La guerra fría se reflejaba también en muchos países que no acudieron ni a Montreal ni a Moscú.
Fue Samaranch quien buscó la convergencia de todos. Su momento álgido fue en la organización de los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona. Además de que aquellos Juegos fueron impecables y España recibió más medallas que en toda su historia, fue la gran catapulta de Juan Antonio Samaranch como el gran presidente del COI.
Sin embargo, hubo algunos asuntos un tanto ominosos como supuestas irregularidades en los Juegos Olímpicos de invierno en Salt lake city en Estados Unidos.
En el año 2001, Samaranch fue sustituido por Jacques Roger y nombrado presidente de Honor del organismo.
Samaranch estuvo 21 años a cargo del COI, dos menos que el fundador, el famoso Conde de Coubertin.
Al mediodía a los 89 años se paró su corazón. Samaranch será enterrado rodeado de las más altas personalidades de la vida catalana y española, como lo que fue, un gran hombre.
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